Nutrición y Sueño: Qué Comer para Dormir Mejor
La calidad de tu descanso nocturno comienza en tu plato. Descubre cómo algunos nutrientes y hábitos alimentarios pueden ayudarte a conciliar el sueño más rápido, dormir profundamente y despertar con energía.
Nutrientes que apoyan la producción de melatonina y serotonina
La melatonina y la serotonina son neurotransmisores fundamentales para el ciclo sueño-vigilia. Su síntesis parte del triptófano y requiere diversos cofactores nutricionales:
Triptófano
Fuentes: pavo, pollo, huevos, semillas de calabaza, queso cottage.
Mecanismo: el triptófano atraviesa la barrera hematoencefálica y, mediante la acción de alguns enzimas se convierte en serotonina; durante la noche, la serotonina se transforma en melatonina en la glándula pineal.
Magnesio
Fuentes: espinacas, almendras, aguacate, cacao puro.
Rol en el sueño:
Activa receptores GABA, promoviendo relajación neuronal.
Regula el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, contribuyendo a bajar niveles de cortisol y facilitando la transición al sueño profundo.
Participa en la síntesis de melatonina al actuar como cofactor en enzimas clave.
Vitamina B6 (Piridoxina)
Fuentes: garbanzos, plátano, papa, salmón.
Función:
Necesario para convertir el triptófano en serotonina.
Ayuda a regular la glándula pineal para optimizar la producción nocturna de melatonina.
Vitamina B12 (Cobalamina)
Fuentes: hígado, carnes magras, huevos, lácteos.
Influencia circadiana:
Modula la expresión de genes de reloj circadiano en el hipocampo y la corteza, contribuyendo a la sincronización del ciclo sueño-vigilia.
Su deficiencia se asocia a insomnio y fragmentación del sueño.
Tip práctico: Prepara una ensalada con espinacas (magnesio), pechuga de pavo (triptófano) y un puñado de nueces o para combinar varios de estos nutrientes en tu cena.
Cena ligera vs. ayuno nocturno prolongado
La cantidad y el momento de la última comida influyen en tu descanso y en la regulación metabólica.
Cena ligera
Ventajas:
Menor carga digestiva, favorece un sueño más profundo.
Previene reflujo y acidez que interrumpen la conciliación del sueño.
Recomendación:
Comer al menos 2–3 horas antes de dormir.
Elegir porciones moderadas (300–400 kcal) con proteína magra, verduras y grasas saludables.
Ayuno nocturno prolongado
¿Es necesario?
El ayuno intermitente (16:8) puede alinear el ritmo circadiano para algunas personas, pero no implica pasar hambre toda la noche.
Evita acostarte en ayuno extremo (>12 horas sin comer), porque la hipoglucemia nocturna puede despertar tu sistema de estrés (cortisol).
Rutinas alimentarias que apoyan el ritmo circadiano
Además de “qué” comes, importa “cuándo” y “cómo” organizas tus comidas a lo largo del día.
Desayuno rico en proteínas y carbohidratos complejos
Activa la serotonina y mejora el estado de ánimo matutino, regulando el reloj interno.Comidas regulares cada 4–5 horas
Mantiene estables los niveles de glucosa y evita picos de cortisol que interfieren con el sueño nocturno.Evitar cafeína y alcohol en la tarde
La cafeína puede retrasar la conciliación hasta 6 horas después de su ingesta.
El alcohol interfiere con el sueño, reduciendo fases de sueño profundo.
Snack nocturno estratégico
Si tienes hambre cercano a la hora de dormir, opta por un snack ligero: un yogur natural con semillas de chía o una tostada integral con queso fresco.
Conclusión
Dormir bien no es cuestión de suerte: ¡se construye con hábitos alimentarios sólidos! Incorpora nutrientes clave, ajusta tu cena y establece horarios regulares para alinear tu ritmo circadiano.